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Niña con desvarios rancios, con tendencias psicopáticas hacia el vampirismo y a la fotografía, trepadora de árboles y aduladora de las estrellas, con un corazón semi-partido en dos, que cree aún en el principe azul, en santa claus y en el conejo de pascua.

lunes, 19 de enero de 2009

La Historia Que Nunca Sabré Usar.


Comenzó como una inocente amistad entre un hombre y una mujer.
Él, un hombre trabajólico, con una vida formada por si mismo, habitando un entorno carente de expresiones obvias. Ella, una mujer que depende de las expresiones más mínimas para determinar el horizonte del amor.
Se conocieron por extrañas circunstancias. Pero se unieron cuando por una inocente broma lanzada por ella, se comprometieron a una vida emocionalmente inesperada para ambos. Era una historia en la que nunca midieron palabras. Generaron una tremenda adicción mutua, no podían pasar mucho tiempo sin saber del otro. Era de esos cuentos que uno cree que pueden tener un final feliz.
Pero empezaron a fallar ciertas cosas, como le hecho que jamás se tuvieron frente a frente para expresarse ese cariño mutuo que profesaban, y menos sentir de vuelta un gesto dulce y cubierto en besos de carmín o lágrimas de miel.
Un mes después de palabras dulces y besos lanzados al viento, decidieron alejarse.
¿Motivos? Ella no supo compartir su espacio con su eterna amante: El trabajo.
Él, por motivos que aún ella no logra entender, decidió dejarla hasta Marzo, fecha en la que él se asentaría donde ella vive para emprender una nueva vida junto a ella.

Se preguntarán en que quedó la historia:
Él, sigue tan trabajólico como antes, pero cada día muestra menos apego a ella.
Ella, lanza señales de humo por todos los medios posibles para que él se de cuenta que aún lo sigue esperando.
Él, no es capaz de darse cuenta cuanto ella lo necesita.
Ella, cree que ya no le importa a el.
Él, aún promete irse a vivir donde ella.
Ella, cree en que así será, pero no en que él vuelva a estar con ella.
Él, aun sigue allí, apareciendo en su vida, demostrando señales de que aún, le importa.
Ella, se dio cuenta que paso las fronteras normales de un simple "te quiero".

1 comentario:

Anónimo dijo...

Increíblemente a veces nuestros miedos son los mayores y peores protagonistas para echar a perder cualquier historia de amor. A veces hace falta sólo un poco de valor para alcanzar la felicidad y no logramos juntar un poco para vencer los obstáculos que nos separan de una vida común a una vida llena de felicidad.

Abrazos! =)